De “La mafia in casa mia” a “I cento passi”
Umberto Santino
De “La mafia in casa mia” a “I cento passi”
La película tiene el mérito de llevar a un público mucho más amplio que aquello alcanzado hasta ahora una historia que, al contrario de lo que hemos leído y oído, no es en absoluto, provincial, menor u obsoleta. Esta historia ya la había contado la madre de Peppino Impastato, Felicia Bartolotta, en un libro publicado en 1986, La mafia in casa mia, donde habló de sus relaciones con el marido mafioso y el hijo rebelde, hablando de su renuncia a la venganza y renovando su petición de justicia, no resignandose a no conseguirla durante muchos años. La había contado uno de los compañeros de Peppino, Salvo Vitale, en el libro Nel cuore dei coralli, y la habían vuelto a proponer Claudio Fava en un reportaje reanudado en las páginas del libro Cinque delitti imperfetti, Luciano Mirone en un capítulo del libro Gli insabbiati y una gran cantidad de periodistas que han entrevistado a la madre, siempre dispuesta a contar su historia y a denunciar. Veintidós años de palabras, de imágenes, que ciertamente no han alcanzado la cantidad de público que puede alcanzar una película premiada en Venecia y que está consiguiendo un éxito considerable, pero que no pueden ser borradas por la desmemoria de los que han hablado de “delito olvidado” y de “veinte años de silencio”.
La película es intensa y cautivante y el personaje de Peppino Impastato es interpretado con inteligente identificación, pero, para ser sincero, no todo me convenció. La metáfora de los cien pasos es sugestiva, pero la realidad era más dramática aún: Peppino la mafia la tenía en su casa y en su familia había jefes históricos como Nick Impastato y Cesare Manzella, frente a los cuales Badalamenti era un basto advenedizo (“Ni siquiera sabía sonarse las narices”, dice la madre en La mafia in casa mia). Las secuencias iniciales calcan el imaginario corriente y hay una larga autoconmemoración de Badalamenti que habla como si fuera un maestro de vida, si bien luego se descubre que se trata de un sueño-pesadilla de Peppino: creo que en el propósito de “humanizar” también al “capo” se le haya ido un poquito la mano.
En las secuencias que siguen el delito, aparece el carabiniere Subranni que sigue la pista del terrorista-suicida y los compañeros de Peppino con una piedra manchada de sangre, prueba que Peppino, antes de ser colocado en los raíles, había sido matado o aturdido. Pero no fueron sólo los carabinieri los que despistaron a los investigadores. La prensa representó una indigna algazara, hecha excepción del “Quotidiano dei lavoratori” y de “Lotta continua” que estaban a punto de cerrar su actividad.
La película termina con el funeral y las banderas rojas, una especie de apoteosis de Peppino, pero lamentablemente las cosas no fueron así. Entonces no había los chicos de las escuelas, los paisanos de Peppino eran pocos, muchísimos habíamos llegado de lejos. El letrero final recuerda que después de veinte años la fiscalía de Palermo ha imputado a Badalamenti por el asesinato de Giuseppe Impastato, pero esta decisión ha llegado “gracias a la acción de los familiares, de los compañeros de Peppino y del Centro Impastato”, como se leía en una galerada del guión que inesperadamente fue a parar a la basura. Sin este empeño, que ha llevado a la recolección de nuevos elementos de investigación, a la presentación de solicitudes e informes, a libros (caso excepcional de colaboración-estímulo de la justicia), la misma investigación se habría encallado.
Si la historia de Impastato y de sus compañeros es emblemática de una temporada de protagonismo y de luchas que constituyen lo mejor del ’68 y no su versión provincial y resgada (en aquel entonces pocos entendieron que la mafia no era un residuo arcaico si no más bien destinada a crecer y a propagarse y esta intuición, que se concretò en la campaña del Manifesto de Palermo para la “expropriación de la propiedad mafiosa” más de diez años antes la ley antimafia, vale más que muchos slogans destinados a una rápido decadencia), la historia del post delito también es digna de mención. Con la muerte de Impastato se abre una vicisitud hecha de desorientaciones, de inercias, de retrasos de las autoridades y de la magistratura, como también de gran empeño por parte de la madre, del hermano, de los compañeros que seguían en la brecha, algunos de los cuales tomaron riesgos consapevolmente, de nosotros del Centro siciliano di documentazione, nacido en 1977 y dedicado a Impastato cuando muchos lo consideraban un terrorista desmañado o desperado. El año después del asesinato promovimos, con Democrazia proletaria, una manifestación nacional contra la mafia, la primera en Italia, y entonces hablar de mafia más allá del limitado horizonte siciliano significaba despertar a un fantasma desconocido e impalpable. Sin embargo llegaron dos mil personas de todo el País. Como se puede ver consultando las páginas del volúmen en que hemos juntado las actas judiciales (L’assassinio e il depistaggio), la investigación presurosamente archivada fue reabierta, se volvió a cerrarla y a reabrirla muchas veces y al final se ha llegado a resultados inimaginables hasta hace unos años: el adjunto de Badalamenti, Vito Palazzolo, el 5 de marzo de 2001 fue condenado a treinta años de reclusión y Badalamenti el 11 de abril de 2002 fue condenado a cadena perpetua. En 1998, a petición del Centro, en la Commissione parlamentare antimafia se constituyó un comité sobre el “caso Impastato” y el 6 de diciembre de 2000 se aprobó un informe en que se dice claramente que representantes de las instituciones (carabinieri y magistratura) tuvieron un papel importante en despistar las investigaciones. Todo esto es fruto de una obra diaria que ha encontrado en unos magistrados, como Costa, Chinnici, Caponnetto, Falcone y pocos otros la voluntad de llevar a la luz una verdad que era y sigue siendo incómoda.
Al día siguiente de los funerales los compañeros me pidieron que hablara en un comicio que cerraría la campaña para las elecciones municipales en las cuales Peppino se había candidado. Recuerdo que las ventanas de la avenida de Cinisi estaban cerradas y decidí dirigirme a quienes estaban detrás de las ventanas a escuchar sin dejarse ver: “Si estas ventanas no se abrirán la obra de Impastato ha sido inútil”. Luego llegaron los grandes delitos y las matanzas, una conciencia nueva fue creciendo, pero los procesos de cambio son lentos y no irreversibles. Muchas ventanas, en Cinisi y en otra parte, se han quedado cerradas.
En los ’70 se pensaba che fuesen posibles cambios de fondo y se abrigaban grandes esperanzas. Hoy tenemos que ajustar cuentas con la globalización que aumenta la distancia entre paises ricos y paises pobres, relanza la acumulación ilegal a escala mundial y multiplica las mafias, con el fracaso de las grandes perspectivas de cambio; sin embargo el empeño de Impastato (que sabía conjugar el extremismo de las elecciones, empezando por la ruptura con el padre, con la complejidad de la acción antimafia, hecha de denuncias documentadas y puntuales, de luchas sociales, de iniciativas culturales y con un incesante uso de la burla y de la sátira, que los mafiosos consideraron un delito de lesa majestad) es todavía actual.
“Con las ideas y el valor de Peppino seguimos adelante”, se leía en la pancarta que abría los funerales de Peppino. Es un empeño duro y difícil y no siempre se mantuvo. La película reconduce a nuestros días una historia que muchos querían cerrar y que al contrario ha continuado y tenemos motivo para creer que continuará. El interés y la conmoción con que muchísimos, sobre todo los jóvenes, siguen la proyección, nos ayudan a creer que la obra de estos años, a menudo conducida en gran aislamiento, ha dado sus frutos.
Bibliografía sobre Giuseppe Impastato
Felicia Bartolotta Impastato, La mafia in casa mia. Entrevista a cuidado de Anna Puglisi e Umberto Santino, La Luna, Palermo 1986, 2000, 2003. Hay que pedirla al Centro Impastato.
Salvo Vitale, Nel cuore dei coralli. Peppino Impastato, una vita contro la mafia, Rubbettino, Soveria Mannelli 1995. Hay que pedirlo en librería o al editorial: tel. 0968662034.
Umberto Santino (a cura di), L’assassinio e il depistaggio. Atti relativi all’omicidio di Giuseppe Impastato, Centro Impastato, Palermo 1998. Hay que pedirlo al Centro Impastato.
Peppino Impastato: anatomia di un depistaggio. Informe de la Commissione parlamentare antimafia presentado por Giovanni Russo Spena, Editori Riuniti. Hay que pedirlo en librería.
Giuseppe Impastato, Lunga è la notte. Poesie, scritti, documenti (a cura di Umberto Santino), Centro Impastato, Palermo 2002, 2003, 2006, 2014. Hay que pedirlo al Centro Impastato.
Anna Puglisi – Umberto Santino, Cara Felicia. A Felicia Bartolotta Impastato, Centro Impastato, Palermo 2005. Hay que pedirlo al Centro Impastato.
Renata Lo Iacono