“Mafias y Mediterráneo”
Forum Social del Mediterráneo – Barcelona, 16-19 junio 2005
Seminario: Democracia, justicia social, derechos:
construir sociedad, contra las mafias y la ilegalidad
16 de junio del 2005
Umberto Santino
Mafias y Mediterráneo
Prólogo
En esta intervención trataré sintéticamente los siguientes temas: 1) mafia, grupos criminales de tipo mafioso y globalización; 2) papel del área mediterránea antes y después de la caída del muro de Berlín; 3) mafias y tráficos ilegales en el área mediterránea; 4) experiencias y propuestas.
1) De la mafia a las mafias
El término mafia, antes usado sólo para la criminalidad organizada siciliana, viene usado desde años para designar también a otros grupos criminales, por lo cual se vuelve necesaria una precisión.
La mafia siciliana es una realidad compleja, resultado de la interacción de varios aspectos: está compuesta por un conjunto de grupos criminales organizados, que desarrollan actividades ilegales y legales con el fin de acumular riquezas y conquistar y gestionar posiciones de poder, que actúan en el interior de un sistema de relaciones con diversos sujetos (profesionales, empresarios, administradores, políticos: burguesía mafiosa), se sirven de un código cultural y disfrutan de un cierto consenso social.
Se puede hablar de mafias sólo en los casos de los grupos criminales complejos que operan en un contexto de relaciones, que van de la economía a la política. Estos fenómenos se distinguen por su capacidad de controlar el territorio (señoría territorial) y por su polimorfismo.
Las mafias se sitúan en los espacios en los cuales los derechos o no son reconocidos o son pisoteados: derecho a la libertad, a la vida política, a una renta adecuada, al trabajo, a la instrucción, a la salud… Las mafias, al mismo tiempo, violan los derechos, obstaculizan el reconocimiento y ofrecen canales y ocasiones para el enriquecimiento fácil, para el logro de posiciones de poder y la satisfacción con medios ilegales de derechos-necesidades insatisfechos, como el de emigrar. Ello explica su proliferación y su poder en el contexto de la globalización neoliberal, que es, en conjunto, una gran máquina de integración (para los países de economía fuerte, en condiciones de regir la competición del libre mercado) y de exclusión (para todos los otros), que condena a la marginación enteras áreas del planeta, para las cuales la única acumulación posible es la ilegal, realizada por sujetos criminales.
La globalización tiene efectos criminógenos también por otro aspecto: la financiación de la economía, con la reducción de la actividad productiva de bienes y servicios y el aumento del capital especulativo (algunos centenares de miles de millones de dólares circulan a diario) y las ventajas ofrecidas por la mezcolanza de capitales ilegales e legales, por la opacidad del sistema financiero (con el secreto bancario, los paraísos fiscales, las innovaciones financieras), ineficazmente contrarestadas por las medidas antireciclaje1 .
2) El Mediterráneo: un mar más frontera que puente
¿Cómo se sitúa el área mediterránea en el interior de los procesos de globalización? Como veremos, ella es al mismo tiempo teatro de la integración y de la exclusión. Los continuos desembarcos de inmigrantes en las costas sicilianas, a menudo finalizadas trágicamente con la muerte de centenares de personas, son el aspecto más evidente de dramas personales y colectivos y de contradicciones que todo hace prever se agravarán en los próximos años, si no hay un drástico cambio de las políticas de los Países europeos, a comenzar por Italia que sobre el argumento ha adoptado una línea de exclusión y de intolerancia.
Contrariamente a la retórica imperante, el Mar Mediterráneo es más una frontera que divide los países ribereños que un puente que los une. La misma expresión “Mare nostrum” no ha indicado nunca un espacio común, una suerte de condominio entre iguales, sino un régimen propietario, en el que los Romanos hacían de amos y los otros pueblos eran o esclavos o súbditos.
Ya antes de la implosión del socialismo real, el Mediterráneo estaba lejos de ser una realidad unitaria o en vía de unificación. Integrado por 18 países, se podían individualizar cuatro subregiones: subregión europea-occidental: Portugal, España, Francia, Italia; subregión europea oriental: Yugoslavia, Albania, Grecia, Turquía, Chipre; subregión norteafricana: Marruecos, Algeria, Túnez, Libia, Egipto; subregión Oriente Próximo: Siria, Líbano, Israel, Jordania. A mitad de los años 80, Portugal y España habían apenas salido de sus dictaduras y presentaban notables diferencias respecto a Francia e Italia. Yugoslavia era todavía una economía colectivista y Albania constituía una isla de comunismo ortodoxo enrocada en la reproducción de la miseria, Turquía se encontraba bajo un régimen dictatorial, Chipre se desgarraba por el enfrentamiento entre griegos y turcos. El Próximo Oriente estaba ensangrentado por la guerra civil entre los diversos componentes étnicos-religiosos libaneses y por el conflicto israelí-palestino.
Tras la caída del muro de Berlín nacieron nuevos Estados y se agravaron tensiones ya presentes en el área. El cambio más llamativo se verificó en los Balcanes, con la disolución de Yugoslavia, las feroces guerras étnicas y la formación de cinco nuevos Estados: Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia y Montenegro, Macedonia, mientras quedaba por resolver el problema de la independencia de Kosovo. Continuó y está todavía lejos de una posible solución el conflicto israelí-palestino.
Se sitúan en el área mediterránea Países muy diversos, con diferencias enormes, sea del punto de vista económico que cultural, político y religioso. Los países son actualmente 22 y utilizando la división en subregiones, respecto a la situación precedente encontramos que en la subregión europea-occidental Portugal y España han llenado las distancias con los países más industrializados, Francia e Italia. La subregión europea oriental está más fragmentada que en el pasado, con la formación de nuevos Estados. Algunos países forman parte de la Unión Europea, otros aspiran a entrar (como por ejemplo Turquía, salida de la dictadura pero con un gobierno en el que figuran hombres que formaban parte de la banda político-criminal de los Lobos grises) y deben de hacer cuentas con una realidad en la cual el desmantelamiento del socialismo real ha terminado por colocarlos en un área de pobreza y subdesarrollo, en la cual la competitividad con las áreas de capitalismo maduro se juega sobre todo sobre el terreno de un coste de trabajo más bajo y de derechos no reconocidos o mal garantizados.
En las regiones norteafricanas y del Oriente Próximo hemos asistido en los últimos años a la difusión del llamado fundamentalismo islámico que liga vocaciones de identidad y fanatismo religioso: una mezcla explosiva que lleva al uso de la violencia suicida-homicida contra un Occidente considerado como el enemigo satánico y que se opone a procesos de modernización occidentalista en nombre de la ley coránica y de la teocracia. Los derechos humanos más elementales, a comenzar por los de las mujeres, vienen atropellados y la conflictividad se configura como guerra permanente.
3) Cambio de las relaciones internacionales después de la caída del muro de Berlín y después del 11 de septiembre y consecuencias en el área mediterránea
A nivel internacional tras la caída del imperio soviético se ha afirmado una sola superpotencia y se ha desencadenado la violencia, bajo forma de guerra étnica, preventiva y recurso al terrorismo, con la crisis del derecho internacional y una globalización como sistema de exclusión y de marginalización de gran parte del planeta. El atentado contra las torres gemelas ha acentuado el enfrentamiento guerra-terrorismo que corre el peligro de generalizar una conflictividad permanente. En este contexto, del Forum de Seattle a aquellos más recientes de Porto Alegre, se ha formado una sociedad civil internacional que se mueve sobre una línea programática, no de mera oposición a los procesos en marcha sino también con la indicación de posibles alternativas, pero estamos sólo en el inicio de un camino que no es ni corto ni fácil.
Las consecuencias en el área mediterránea son evidentes: Europa acelera la unidad mercantil y monetaria pero está lejos de tener un papel internacional en el plano político, las diferencias con los Países ribereños más pobres se acentúan, los flujos migratorios se vuelven siempre más masivos, a pesar o incluso como consecuencia de prohibiciones tan odiosas como inútiles.
Frente a estos nudos estructurales se perfilan los primeros tentativos de una política euromediterránea. El 28 de noviembre de 1995 se desarrolla la Conferencia de Barcelona con los ministros de Exteriores de los 15 estados de la Unión más los de Marruecos, Algeria, Túnez, Egipto, Israel, Jordania, la Autoridad Palestina, Líbano, Siria, Turquía, Malta y Chipre, y se pone en marcha el llamado “proceso de Barcelona”, que debería conducir a un área mediterránea de libre intercambio en el 2010 y que tiene como objetivo la colaboración en el campo político y en materia de seguridad y la cooperación cultural, social y humanitaria. Se ha constituido una Fundación euromediterránea para el diálogo entre las culturas, que debería difundir los valores y los principios de acción del diálogo y sentar las bases para una amplia conciencia cívica. Se ponen las condiciones para el acceso a los Fondos europeos: reforzar la democracia y el Estado de derecho (que en diversos Países no saben que cosa es), desarrollar los derechos humanos y promover una economía de mercado sostenible.
Como se ve, se trata de una versión atemperada del verbo neoliberal, sobre la base del principio dado por descontado que no existe otro modelo de desarrollo que el euro-occidental. El reclamo a la sostenibilidad no puede impedir que sobre el terreno económico la penetración de las grandes empresas europeas tenga un impacto devastador in economías muy pobres y de mera supervivencia, mientras sobre los terrenos social, ambiental, político el modelo euro-occidental es absolutamente extraño a muchas realidades. Las tentativas de exportación podrán tener el efecto de reanimar resistencias y aversiones. La democracia y el reconocimiento de los derechos humanos no se exportan ni con la guerra ni por decreto: se trata de procesos que han sido larguísimos y costosísimos en Occidente y no se ve por qué no deben serlo en otras áreas del planeta.
El peligro es que estas políticas puedan ser ulteriores fuentes de marginación. Por el momento ya en la Europa de los 25 notamos el cómo van apareciendo contradicciones: entran Países ex socialistas y filoamericanos, con áreas más pobres de otras áreas “asistidas”, como el Sur italiano, que serán excluidas de los beneficios de los cuales han disfrutado hasta ahora, con frecuencia sin ninguna ventaja real.
4) Mafias y tráficos ilegales
En los últimos años ha trabajado provechosamente sobre el terreno de los tráficos ilícitos el OGD (Observatorio Geopolítico de las Drogas) con sede central en París y en Italia había puesto en marcha un trabajo de análisis e investigación sobre todo sobre los flujos inmigratorios, que unía a su empeño político el pacifista Dino Frisullo. El OGD se ha disuelto por problemas económicos y Dino nos ha dejado.
La inmigración y la trata de seres humanos, los tráficos de drogas, de armas, de residuos tóxicos y de órganos, a menudo van del brazo, siguen las mismas rutas y son gestionados por las mismas organizaciones criminales, si bien siempre van apareciendo nuevos sujetos.
En lo que concierne en particular a uno de los tráficos más odiosos pero también con mayor futuro si persisten las condiciones actuales, el tráfico de seres humanos, Frisullo en uno de sus artículos publicados en Narcomafie, en septiembre de 1997, situaba en el centro a la mafia turca, flanqueda por griegos, paquistanís, iraquíes, albaneses, malteses y chipriotas. Habría jugado un papel marginal la mafia italiana, interesada sólo cuando la trata se acompañaba del tráfico de droga. Los tráficos de clandestinos, de armas y droga llegaban a Sicilia y Calabria y a la vista de las costas sicilianas como es conocido se ha consumado una de las tragedias de la inmigración clandestina: el naufragio de la Yohan en la Navidad de 1996, con la muerte de cerca de 300 personas2 .
Sucesivamente, los flujos de inmigración clandestina han continuado y su destino es intensificarse. Una memoria de la Comisión Parlamentaria antimafia italiana de diciembre del 2000 consideraba la emigración clandestina bajo un doble perfil: el apoyo encubierto a la emigración (smuggling) y la explotación de los inmigrantes (trafficking), mediante el trabajo negro o la prostitución. El número de los modernos esclavos oscilaría entre los 27 y los 200 millones de personas y los beneficios criminales estarían comprendidos entre los 7.000 y los 13.000 millones de dólares al año. La emigración clandestina sería administrada por un sistema criminal integrado, formado por organizaciones étnicas que operan al nivel más alto y por otras organizaciones que funcionan a nivel intermedio y al nivel más bajo. Conectado con estos tráficos estaría el tráfico de órganos3 .
La puerta de ingreso en Europa de los inmigrantes clandestinos son múltiples: en Italia, Sicilia, Puglia, Gorizia; las costas españolas, los países del Este.
Sobre la producción y sobre el tráfico de drogas, un informe del Unodc (United Nations Office on Drugs and Crime) de diciembre de 2003 indicaba a Marruecos como el mayor productor de hashish y a España como puerta de ingreso de la sustancia en Europa. También para la cocaína que se consume en Europa Marruecos y España desempeñan un papel decisivo. La heroína europea continúa llegando principalmente de Afganistán, que ha intensificado los cultivos de adormidera de opio (en el 2004 la producción aumentó un 6% y las tierras con cultivos de adormidera crecieron un 8% en relación con el año anterior4 .
La producción y el uso de drogas sintéticas en los últimos años ha aumentado y también la producción y comercialización de estas sustancias está bajo el control de grupos criminales. Una reciente investigación sobre tres ciudades europeas (Ámsterdam, Barcelona y Turín) ha revelado la presencia en Barcelona de traficantes locales conectados con otros sujetos activos a nivel nacional e internacional5 . Como es sabido, las drogas facilitan el dinero para la compra de las armas y explosivos utilizados en las guerras en curso y en las acciones terroristas6 .
Sobre los residuos tóxicos indagaba Ilaria Alpi, la periodista asesinada en Somalia en 1994, y la Liga Ambiente en Italia publica cada año un informe sobre las “ecomafias”, en gran parte empeñadas en la recogida y la venta de los residuos tóxicos y peligrosos. Se trata de un tráfico en expansión por la creciente producción de basuras peligrosas que no se logra eliminar por las vías legales, ofreciendo nuevas ventajas a las organizaciones criminales. En el reciente pasado, España ha estado implicada en este tráfico: a fines de la primera mitad de los años 90, en Cataluña, Galicia y Andalucía llegaban residuos especiales procedentes de Alemania; en tales tráficos estaban interesados empresarios españoles ligados con sujetos que formaban una red internacional 7.
5) Propuestas
Si queremos recoger las informaciones necesarias para tener un cuadro adecuado y elaborar análisis que nos permitan comprender los procesos en marcha, de los cuales obtener indicaciones concretas de acciones posibles, debemos constituir una red informativa, difundida en toda el área euro-mediterránea y en conexión con otras estructuras internacionales.
No sé si es posible constituir un Observatorio euromediterráneo sobre el crimen organizado y hasta que punto se pueden utilizar las estructuras existentes, como el EMCDDA (European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction) o en curso de creación, como la Fundación euromediterránea para el diálogo entre las culturas y los Centros de estudios euro-mediterráneoa de la Red Braudel-Ibn Khaldoun. También en Catania, Sicilia, se ha formado un Centro Braudel pero ignoro si está activo y disponible.
En diciembre del 2004, el Parlamento europeo aprobó una resolución sobre la estrategia antidroga del 2005 al 2012 que debería marcar un cambio de ruta en la política rigidamente prohibicionista seguida hasta hoy. No hay que hacerse ilusiones, pero pueden abrirse espacios útiles, si estamos en grado de dar vida o revitalizar estructuras y organismos de análisis y de propuestas. Pienso en particular en el Encod (European Ngo Council on Drugs & Development), un organismo que reagrupa Organizaciones no gubernativas, hasta hoy privadas de medios. Podemos reclamar su adecuada potenciación como también podemos poner en marcha campañas que difundan conocimientos y contribuyan a la elaboración de proyectos alternativos. Ejemplos: la reedición del volumen Detrás de la droga, publicado por el Ciss (Cooperazione internazionale Sud-Sud) y por el Centro Impastato en 1993 en cuatro lenguas, destinado a las escuelas y a los operadores sociales y una muestra sobre los efectos de las diversas sustancias psicoactivas, ilegales y legales. Una respuesta seria a la total falta de cientificismo de los proyectos de leyes en curso de aprobación en Italia, fundados sobre la demonización de las drogas y la criminalización de los tóxicodependientes..
Desde el punto de vista institucional, la legislación italiana desde los años 80, tras los grandes delitos y las matanzas de la mafia, ha registrado significativos pasos adelante: la ley antimafia de 1982 y las leyes sobre la confiscación de bienes. Estas normas entraron a formar parte del texto de la Convención internacional sobre el crimen transnacional presentada en Palermo en diciembre del 2000, que todavía aguarda la firma de muchos Estados, entre ellos Italia.
Los límites de la legislación italiana y de la actividad judicial de los últimos años: no se afrontan las causas del crimen (este es también el límite de la Convención internacional), que pueden afrontarse sólo con políticas adecuadas, necesariamente radicales, y ha quedado sin resolver el problema de las relaciones entre mafia y política.
Significativas las experiencias de la sociedad civil: trabajo en las escuelas, creación de asociaciones antimafia, contra la extorsión, uso social de los bienes confiscados, con la formación de cooperativas juveniles. Sobre estas bases podemos trabajar en un proyecto europeo, que conjugue análisis, educación, respeto de los derechos humanos, derecho al trabajo, uso racional de los recursos, participación democrática. Un proyecto que relance la Europa de los ciudadanos, en alternativa a la Europa de los gobiernos y de las burocracias.
1 Sobre estos temas remito a U. Santino, Modello mafioso e globalizzazione, www.centroimpastato.com
2 D. Frisullo, Mafia & immigrazione, en “Narcomafie”, Año V, n. 9, setiembre 1997, pp. 3-9.
3 Comisión parlamentaria de investigación sobre el fenómeno de la mafia y de otras organizaciones criminales similares, Relazione sul traffico degli esseri umani, diciembre 2000.
4 Cfr. L. Vastano, Dossier Asia centrale, en “Narcomafie”, Año XII, n. 9, setiembre 2004, pp. 3-21.
5 Cfr. Gruppo Abele, Syntetic Drug Trafficking in Three European Cities: major trends and the involvement of Organised Crime, ediciones Grupo Abele, Turín 2003, pp. 97-165.
6 L. Vastano, obra citada.
7 Cfr. Dossier Traffico di rifiuti, en “Narcomafie”, Año XII, n. 1, enero 2004, pp. 3-17.
(Joan Queralt)